Lo de Raphinha no es una racha pasajera, ni fruto de la casualidad o el azar. El futbolista del Barça está personificando una transformación digna de estudio que le ha convertido, en cuestión de meses, en el jugador brasileño más determinante del planeta.
Y, este jueves, volvió a dejar muestras de su espectacular momento de forma en el empate brasileño en Venezuela (1-1), en partido correspondiente a las eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2026.
Este era un partido muy especial para Raphinha. Este curso ha tenido el privilegio de estrenarse como capitán del Barça, porque sus compañeros valoran su compromiso, su capacidad de liderazago y la mano izquierda con los más jóvenes. Y, la noche de este jueves, en el Estadio Monumental, en Maturín, tuvo el privilegio de llevar por primera vez la camiseta ’10’ de la Seleçao, un premio al alcance de poquísimos y que escenifica su peso específico en la actual Canarinha, que está en fase de reconstrucción buscando una nueva identidad.
El blaugrana, que con Dorival Junior juega de enganche como centrocampista más avanzado, dejó muestras de su calidad y la trascendencia en esta Seleçao.
Empezó el partido algo dubitativo, desaprovechando una buena asistencia de Vinicius (min. 8), que le había robado la cartera al lateral de la Real Sociedad, Joan Aramburu. Todo quedó en una anécdota, porque Rapha había venido a marcar las diferencias.
El madridista, por cierto, protagonizó su show particular insultando gravísimamente al colegiado colombiano, Andrés Rojas, que le perdonó la expulsión.
En el fortín de Maturín, donde Venezuela aún no ha perdido en las eliminatorias sudamericanas, se vio un buen primer tiempo, entretenido y con alternativas.
Y, en el minuto 43, llegó una de las jugadas claves del encuentro. Hubo una falta muy clara sobre Bruno Guimaraes. El balón estaba un poco escorado hacia la izquierda del ataque brasileño. Era perfecta para un zurdo. Vinicius y Raphinha estuvieron hablando sobre quién acabaría chutando… y el madridista tomó la buena decisión de apartarse.
La chose normale c’était que Rapha b.Il utiliserait un tir sous un angle court. Eh bien non. Il a préféré chercher le long poteau, ce qui a fini par surprendre le gardien Rafael Romo.
Son tir, d’une grande difficulté technique, était imparable. Le ballon a touché le poteau avant de franchir la ligne de but. Un peu crack, un vrai spécialiste des coups francs directs.
Le Brésil est entré heureux à la pause grâce à un but des Blaugrana. La joie des Canarinha, cependant, fut éphémère. Cela n’a pas duré longtemps. La Seleçao est sortie froide et a montré ses lacunes défensives, qui se répètent tout au long de la phase de qualification pour la prochaine Coupe du Monde. Telasco Ségovie à égalité, aboutissant à un bon jeu collectif (min. 46).
Le match était difficile pour la Seleçao. Vinotino s’améliore toujours en seconde période, comme on l’a vu en octobre lorsqu’il a entamé un match nul 1-1 contre l’Argentine de Leo Messi.
Puis vint le moment de Vinicius, qui subit un penalty très clair, lorsque, lors d’une contre-attaque, il a été renversé par le gardien vénézuélien.
Celui qui a dû tirer le penalty maximum était Raphinha, qui venait d’en convertir deux, lors du dernier match, en octobre, lors de la victoire contre le Pérou (4-0), à Brasilia.
Le Blaugrana a été magnanime et a laissé le soin à Vini, qui était celui qui avait fait le jeu. Le joueur madrilène a tiré très mal, très mal. Sa frappe faible et trop centralisée fut stoppée sans autre complication par Rafael Romo (min. 62).
Le Brésil était vraiment désolé de l’échec du Ballon d’Or non vainqueur. Depuis son échec, tout n’était qu’une lutte contre la montre. Si la Seleçao n’a pas pris les trois points, c’est la faute de Vinicius. C’est clair.
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